En palabras de un portavoz del hospital en el que se llevó a cabo la intervención, “ha sido la cirugía genital más grande que jamás hemos hecho”. Y eso es mucho, porque cuentan que les llegan unos 40 pacientes al mes con problemas en los genitales por los daños causados por este tipo de tratamientos de alargamiento de pene, por lo visto habituales en Tailandia y que, incluso, se practican en clínicas con licencia.
La situación ha llegado a tal extremo que el hospital ha hecho un llamamiento a los hombres tailandeses para que abandonen la idea de someterse a estas prácticas que, según el centro sanitario, “producen infecciones severas en la mayoría de los casos”. El hombre, por cierto, está fuera de peligro, aunque con su masculinidad limitada.
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